El regreso

Tengo que volver... Al blog abandonado, por dos años. Sos el único que me escucha sin sentir nada a cambio, ni algo bueno, ni algo malo. Hasta mi hombre, paciente e interesado en mi, a veces, no es el indicado para escucharme.

Quiero hundirme en lo desconocido. Enfrentar todos mis miedos.

Cosquillas en el corazón

Siento cosquillas en el corazón, entonces hago que el cerebro esté atento y se asegure que no es un sentimiento mandado a pedir. Y no lo es. Siento cosquillas en el corazón. Me fijo en los bordes de tu piel, en su color, en tu pelo, trato de despreciarte y no puedo. Me imagino a tu lado.
Le doy vida a la imagen y muero, viajo a un mundo paralelo en donde me tocas y me hablas al oido. En donde todos los días te veo y me esbozas una sonrisa, en donde a veces me derrito por dentro. De pronto en dos segundos regreso, estoy sentada sola y comprendo. Hago cuentas del tiempo y me averguenzo, agudizo la razón y me propongo encontrar la solución, borrarte. Pero eventualmente te veo y vuelvo a sentir como siempre, cosquillas en el corazón.

Ahora noto, cuán diferente soy.

Pero tú sigues común denominador de mis días.

Amor.

Peso Plomo

Nunca debió abandonarse a la suerte de lo que decían los demás. Presa de las palabras ajenas empezó a contaminarse, a llenarse de pena, a sentirse pesada y comenzó a hundirse.

Soñó con otro mundo en dónde podía ser ligera, saltar y tocar las lunas así de fácil, caminar, nadar y respirar aire puro, sin influencias malignas que le destrozaran el alma.

En el fondo de su corazón, encontró esperanza empolvada y tal como siempre, decidió sacarla.

Y ahí la ves, en este mundo no es ligera, pero le gusta cómo la gravedad le aferra los pies a la tierra.

Desierto

Quise fundirme en tu boca, ser tu aliada,

pero solo eras un delicioso espejismo,

yo alucinaba por mi sed de amor.

Cuando me acerco desapareces,

cuando me alejo me llamas,

eres tan contrastante como el día y la noche en el desierto,

me fundes en tu calor,

luego me congelas con tu hielo.

Pero yo me convierto como el metal, mientras más sometida a tus cambios esté, mas fuerte seré.

Quiero reír y llorar.

Te quiero matar y besar;

te quiero perseguir y atacar.

Desesperación

Estos sentimientos, tan míos, que no me llevan a ningún lugar.

Me pierden, me golpean la cabeza, me incitan a imaginar,

torrentosos, groseros, intensos y placenteros.

En mí la violencia de un asesino fatal, porque quiero matarlos o devolverlos a su lugar original.

Crecen en mí y se quedan dentro porque quién debería recibirlos no está.

¿No está o no existe? Mi cordura no funciona ya,

que importa, dá lo mismo, la cuestión es que en mi interior se expanden como un abismo,

y llegará un día en que me van a partir en dos.

Si me va bien, encuentro unos profundos ojos, oscuros y majestuosos,

que de un golpe recibirán mi fuerza y la absorberán, dando paso a la ternura.

Eterno amigo

Te odio. Porque crees que soy tu ángel, porque llamas cuando estás triste, porque siempre has podido contar conmigo y yo jamás contigo.

Porque en momentos clave no contestas, porque yo sí percibo tu tristeza y tu no la mía. Pero me odio mas a mi misma, porque aún siento que podrías ayudarme, por acreditarte con esa magia tranquilizante.

tú de humo

cómo quiero dibujarte en el espacio,

que fiel es la imaginación cuando de construirte se trata,

que molesta la lógica indicándome que estoy loca, que pierdo mi tiempo,

pero juro que por momentos estás conmigo, y te quiero pero no te quiero porque sé que no me quieres.