Uno!-dos!-tres!-cuatro!-cinco!-seis! Destellos. El que se ve más indefenso desaparece, como si sus pies tuvieran alas. En su lugar queda solo el imponente cubo de metal, detenido. Mi cerebro no coordina mis reacciones, solo está haciendo cálculos físicos creyendo imposible que alguno de esos destellos lleguen a donde yo estoy. Silencio. Los otros cubos que por un tiempo fueron tan frágiles empiezan a caminar, lo que da un poco de paz. Esperando. Ahora espero el bullicio, ahora deseo poder entender el cuerpo humano, ahora todo está en silencio y eso no me tranquiliza. Ahora deberían gritar las estruendosas sirenas, anunciando la posible resurrección, pero nada. Impotencia. Preocupación. El ser de pies alados ya está muy lejos, su corazón ya dejó de latir con rapidez, sus signos vitales están normales mientras los signos de otro se apagan con el eco de la sirena que yo tanto esperé oír y él o ella tanto esperó ver.
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martes, 10 de febrero de 2009
El ser de pies alados
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1 comentarios:
ohhh !!! sabes que es una manera descriptiva de contar lo que viste !
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