Observar un paisaje, o un lado del camino, o avistar esos celajes, hermosísimos y eternos; como el viento que roza mi cara a manera de un suave listón, como al final del día en la cama se sienten las sabanas de algodón, así es.
Tan lejano, cercano, tan bueno, tan malo, una mezcla de amargo y dulzura, una pizca de devoción, que a veces no estoy ya segura de si he conocido o no, al culpable, su figura, pienso en él y me sabe a ternura.
Y mis ojos desean mirarlo, tanto como evitan buscarlo, y mi mente solo multiplica, un recuerdo por otro da un nuevo invento, que en cualquier momento del día aparece como un breve resplandor. Y me temo y asumo a la primera: " Tal parece que no está del todo, fuera"
Así cuando he logrado encontrarlo, en fracciones, momentos del día; por mis poros, mis ojos, mi nariz y mis manos, veo frases que salen volando, enredadas como un garabato, (para ver si las lees) y dicen: Si pudiera caminar contigo un rato.
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miércoles, 4 de febrero de 2009
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1 comentarios:
convirtiendose en camaleon
un ojo sobre lo se puede ver
y el otro ojo sobre lo que se quiere
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